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Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)

Se trata del síndrome de la conducta, de origen neurobiológico, más frecuente durante la infancia. Se estima que el 5% de la población infanto-juvenil, de entre 3 a 16 años, lo sufre, siendo unas tres veces más frecuente en los varones.

Conocida por TDAH es una patología que se caracteriza por la existencia de tres síntomas: hiperactividad (movimiento continuo y superior a lo esperado para la edad del niño), falta de atención e impulsividad. Un trastorno que se produce debido a una alteración del sistema nervioso central. Es hoy, una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la edad infantil.

Es una patología crónica, altamente genético (75% de la causa es genética), pero que se puede diagnosticar y tratar.

Los niños que padecen de TDAH presentan una conducta inapropiada para su edad. Les cuesta controlar su comportamiento, sus emociones y pensamientos. Tienen una gran dificultad para prestar atención y a concentrarse.

Sin embargo, ni todos los niños llegan a experimentar todos los síntomas. Depende mucho del tipo de TDAH que tenga.

El factor hereditario influye en su desarrollo llegando a sufrir el problema el 44% de los niños que hayan tenido padres o madres hiperactivas.

Muchos padres y profesores sienten dificultades para identificar si el niño es portador de TDAH o si lo que le falta son límites, dado que los niños en estos estados suelen presentar síntomas parecidos.

En el caso de TDAH, el niño presenta síntomas como:
- Inquietud. Mueve los pies, manos y el cuerpo sin un objetivo claro. Se levanta, salta y corre cuando tiene que estar sentado.
- Baja autoestima, debido a su impopularidad.
- Aburrimiento y excitación excesivos e incontrolables. No consigue jugar de una forma tranquila. NO respeta el turno de los demás. Se excita y se aburre a menudo.
- Grado acentuado de impulsividad. Actúa antes de pensar. Responde antes de que termine la pregunta.
- Falta de concentración. No atiende a los detalles, ni a la organización, ni a las instrucciones.
- Falta de persistencia. Además de no finalizar las tareas, evita las que necesitan un esfuerzo continuado.
- Dificultad para organizarse y mantener la atención.
- Distracción con mucha facilidad. Se olvida de lo que tiene que hacer.
- Sordera ficticia.

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