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Fumar durante el embarazo puede provocar parto prematuro y bronquitis crónica en el bebé

Fumar durante el embarazo, "además de ser nocivo para la madre, también es peligroso para el futuro bebé que puede padecer bronquitis crónica, parto prematuro o bajo peso, entre otros síntomas".

El pasado año el Ministerio de Sanidad afirmó que un 40% de las mujeres en período de gestación no dejan de fumar, de este grupo, las mujeres poseen una mayor predisposición a consumir bebidas alcohólicas y otro tipo de drogas y, además, consumen más cigarrillos diarios que hace unos años. En España las campañas de sensibilización y la información que aportan los médicos no logran frenar el consumo de tabaco.

El hábito de fumar conlleva graves efectos negativos para cualquier persona, pero supone un gran riesgo para las mujeres embarazadas. El humo de un cigarro contiene más de 2.500 sustancias químicas. Se desconocen cuáles de ellas son nocivas para el feto, pero sí hay certeza de que la nicotina y el monóxido de carbono pueden hacer que el embarazo se convierta en un via crucis.

Una de las razonas que sustenta esta tesis es que cada una de las caladas que la madre consume, se convierte en una inhalación de nicotina y monóxido de carbono que el propio feto está realizando, ya que el humo atraviesa la placenta sin ningún problema.

Cada una de esas caladas provoca espasmos en los vasos sanguíneos de la madre y, por ende, el feto sufre alteraciones cardíacas. Una vez que se termina un cigarro, tendrán que pasar 45 minutos hasta que el feto se recupere de esas alteraciones.

Uno de los efectos nocivos de fumar durante el embarazo, es que este hábito duplica el riesgo de que el bebé nazca con menor peso. Los hijos de madres fumadoras pesan 250 gramos menos que los bebés de madres que abandonan el hábito durante el período de gestación o no han fumado nunca. Los estudios revelan que fumar retarda el crecimiento del feto y aumenta el riesgo de parto prematuro. Los bebés prematuros y con bajo peso al nacer pueden sufrir graves problemas de salud, incapacidades permanentes e, incluso, la muerte en sus primeros meses de vida. Así, cuanto más fume una mujer embarazada, mayores problemas de salud tendrá su bebé.
La nicotina provoca en la sangre del feto una hipoxemia, o falta de oxígeno aguda, ya que se reduce el flujo sanguíneo en la placenta. El monóxido de carbono, por contra, produce una hipoxia crónica, o lo que es lo mismo un nivel bajo de oxígeno, en la sangre de la madre y aún más en el futuro bebé, se reduce el transporte del oxígeno y su liberación por los tejidos y órganos del feto, dando lugar a esta hipoxia. Ésta producirá una alteración en el desarrollo del niño en el útero materno. Ese futuro recién nacido no se adaptará adecuadamente a la exposición del monóxido de carbono y, ello, puede ser la explicación del bajo peso al nacer.

Otro de los efectos de fumar durante el embarazo está relacionado con el síndrome de abstinencia que los bebés pueden experimentar, un síndrome muy similar al de los bebés de madres que han consumido otro tipo de drogas, como la cocaína. Estos niños parecen más nerviosos y difíciles de calmar que los pequeños de madres que no han fumado nunca.

Además, el consumo de tabaco durante el embarazo provoca en el feto tres veces más de probabilidades de sufrir la llamada muerte súbita del lactante. A su vez, este hábito de fumar puede ser causa de abortos espontáneos, nacimientos de fetos sin vida, alteraciones en el sistema nervioso, asma, diabetes, obesidad, deficiencias en el crecimiento, tanto desde el punto de vista intelectual como físico. Un sin fin de problemas a los que el bebé tendrá que enfrentarse antes y después de nacer.

Por último, sólo nos queda recordaros que fumar provoca los mismos efectos en cualquier embarazo, independientemente del número de cigarrillos que se consuman. Las consecuencias más conocidas durante el primer trimestre de embarazo son la disminución de la fertilidad, ya que las mujeres que continúan con este hábito tardan dos meses más en quedarse en estado que las madres que no fuman y puede aumentar, además, el número de abortos y las amenazas de abortos.

Durante el segundo trimestre de embarazo, la posibilidad de tener un parto prematuro es mayor, hay un mayor riesgo de desprendimiento de la placenta, bajo peso del bebé al nacer, muerte súbita y defectos como el paladar hendido o daños en la espina bífica, entre otros efectos negativos.

Uno de los mensajes que queremos que se os queden plasmados en vuestras mentes, si es que seguís fumando mientras estáis embarazadas, es que la placenta no protege al feto de las sustancias nocivas del tabaco y que, el bebé, inhala la misma cantidad de nicotina y monóxido de carbono que vosotras consumís.

Todavía estáis a tiempo de evitar que vuestro bebé sufra este tipo de efectos negativos consecuencia de fumar durante el embarazo. Pensad en vuestra salud y, sobre todo, la de vuestro bebé y seguro que os es más fácil abandonar este hábito. Si queréis dar el primer paso, no dudéis en consultar la guía para dejar de fumar elaborada por el Ministerio de Sanidad y Consumo. Dar el segundo paso os será más sencillo de esta manera y, no lo olvidéis, consultad siempre con vuestro médico para evitar la ansiedad y el nerviosismo que provoca el abandono del tabaco y la nicotina.

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