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Comportamiento pasivo-agresivo


El comportamiento pasivo-agresivo se refiere a la resistencia pasiva u obstruccionista a instrucciones autoritarias en situaciones interpersonales o laborales. Se puede manifestar como resentimiento, terquedad, desidia o el fracaso intencionado en realizar las tareas requeridas. Por ejemplo, las personas que son pasivas-agresivas pueden tardar tanto en prepararse para una fiesta a la que no desean ir, que para cuando llegan ésta prácticamente ha finalizado.

Signos comunes del trastorno de personalidad pasivo-agresivo:
Ambigüedad, olvidos y lapsus frecuentes, echar la culpa a otros, tardanza crónica y olvido, no expresar hostilidad o enfado de forma abierta, miedo a la autoridad, miedo a la competición, miedo a la intimidad, fomento del caos, ineficiencia intencionada, crear excusas y mentir, obstruccionismo, deja las cosas para más tarde, resentimiento, se resiste a sugerencias de otros, sarcasmo.

Las personas pasivo-agresivas se sienten cómodas con el hábito y la rutina, prefiriendo lo conocido a lo desconocido, por lo que solo tienen una relación estrecha con la familia más directa y no tienen amigos íntimos o sólo tienen uno, aparte de los familiares de primer grado. Evitan las actividades que implican un contacto interpersonal significativo, pues son incapaces de involucrarse en relaciones personales a menos que estén seguros de que serán aceptados, siendo extremadamente sensibles a la crítica o la desaprobación. Son personas con mal humor y pesimistas, muy discretos y precavidos en el trato con los demás.

Tienden a mantenerse reservados, centrando su vida en los aspectos negativos de lo que les ocurre y generalmente rencorosos aunque sea de forma injusta. En las relaciones interpersonales se muestran retraídos, distantes, inmunes a las emociones ajenas y con pocos amigos cercanos. Tienen habilidades sociales y laborales inferiores a la media. No son asertivos y temen confrontarse con los demás.

Carecen de sentido de la responsabilidad y por lo tanto la rechazan. Se pueden olvidar de tareas importantes, retrasarse y hacer las cosas fuera de plazo, etc. Generalmente aplazarán cualquier actividad que no les resulte grata, y si lo hacen será a costa de un gran esfuerzo personal, proclamándolo posteriormente y exigiendo el reconocimiento de los demás.

El pasivo-agresivo es incapaz de vivir en paz con su entorno:
Como ya hemos comentado olvidan a propósito sus obligaciones, hacen mal sus quehaceres, posponen sus tareas y responsabilidades una y otra vez, debido a que su idea es que todo tiene que ser fácil y cómodo para ellos y si no es así no lo admiten. No se arriesgan a enfrentarse de forma directa a estas situaciones, sino que responden a ellas rebelándose de forma pasiva. Esto les trae consecuencias negativas en su entorno, como una bronca de su jefe o el enfado justificado de su pareja, a lo que responden calladamente pero con mucha ira contenida, normalmente a través del sabotaje, como forma pasiva e indirecta de su venganza por no haberse salido con la suya (no hace ni deja hacer).

Cuando se relaciona con los demás piensa que quieren controlarle, por lo que se opone continuamente a todo para evitar que le coaccionen su libertad. Así no suele alcanzar frecuentemente sus metas profesionales, personales o sociales, debido a que no se da cuenta que es su conducta la causa de sus problemas, sino que son los demás los culpables de su frustración.

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